Cuando los padres buscan un colegio con enfoque integral, una de las claves no visibles pero fundamentales es el desarrollo emocional de sus hijas. No se trata solo de éxito académico, sino de capacidades internas para gestionar emociones, relacionarse, liderar con empatía y vivir con propósito. En APDE Entrevalles, esta formación humana es pilar de nuestra identidad institucional.
¿Por qué es vital el desarrollo emocional para alumnas?
El desarrollo emocional implica aprender a identificar, comprender y manejar las propias emociones, además de reconocer las emociones de los demás y responder de forma adecuada. En la vida adulta, esas competencias marcan la diferencia: relaciones saludables, resiliencia ante los retos, liderazgo auténtico y bienestar interno. Sin este fundamento, el éxito académico puede resultarse frágil ante crisis personales o presión social.
Para niñas y adolescentes, gestionar frustraciones, enojos, inseguridades o la presión del rendimiento es una tarea compleja. Cuando desde el colegio y la familia se trabaja con conciencia emocional, ellas crecen con mayor seguridad interna y autoestima.
Programas y estrategias que implementamos en APDE Entrevalles
En Entrevalles, el desarrollo emocional no es ajeno: se integra en programas institucionales como el programa familiar de Identitas, basado en el sistema DAIP (Desarrollo Armónico de la Identidad Personal), propone una educación cuyo eje principal es el crecimiento pleno del niño o niña como persona con identidad propia. Esto se sustenta en dos elementos fundamentales: los constituyentes —singularidad, apertura, originación— que explican lo que nos hace únicos; y las dimensiones —física, afectiva, intelectiva y volitiva— que abarcan cómo somos en el cuerpo, en los sentimientos, en el pensamiento y en la voluntad.
Además, la educación que promueve se distingue por tres rasgos clave: integral, al atender todos los aspectos de la persona; proyectada, al contar con un plan educativo familiar que anticipe y dé sentido a la labor educativa; y positiva, al centrarse en los logros y en lo que se hace bien para reforzar la autoestima y la seguridad personal.
También abrimos espacios de bienestar emocional, "Family Counseling" y acompañamiento familiar. En “Alumnas felices” promovemos talleres de habilidades sociales y prevención del bullying, lo cual también forma parte del desarrollo emocional.
Ejes clave del desarrollo emocional en la vida estudiantil
Para lograr un desarrollo emocional sólido en alumnas, estos ejes son esenciales:
- Autoconciencia y autorreflexión: reconocer sentimientos propios y cómo estos influyen en decisiones y actitudes.
- Autorregulación: aprender a modular reacciones emocionales —como ira o tristeza— frente a desafíos.
- Motivación interna: cultivar propósito y constancia más allá de recompensas externas.
- Empatía y relaciones sanas: entender al otro, comunicarse con respeto y resolver conflictos con madurez.
- Resiliencia: recuperarse de errores, adaptarse al cambio y transformarse con los tropiezos.
Cómo fortalecemos esas competencias desde la cotidianidad escolar
En APDE Entrevalles no sólo enseñamos teoría: vivimos estos principios día a día:
- Asesora personal: cada alumna tiene una asesora que la acompaña en su proyecto de vida integral (académico, emocional y espiritual).
- Clases y proyectos colaborativos: actividades grupales, debates y proyectos fomentan la escucha activa, el respeto y la empatía.
- Desarrollo de carácter: el programa Character for Life integra reflexiones, celebración de logros y trabajo por metas personales.
- Espacios seguros en instalaciones: el colegio cuenta con ambientes modernos, seguros y estimulantes que favorecen el bienestar emocional.
- Políticas de convivencia positiva: prevención del bullying, ciudadanía digital responsable y normas claras que promueven un ambiente respetuoso.
Beneficios que observamos en las alumnas
Cuando el desarrollo emocional es prioridad, los resultados son visibles:
- Autonomía y toma de decisiones conscientes.
- Mejora en la comunicación interpersonal y resolución de conflictos.
- Confianza y autoestima firme.
- Reducción del estrés, ansiedad y sentimientos de fracaso.
- Mejor rendimiento académico: porque saben manejar sus emociones ante los retos. (El deporte, por ejemplo, se integra como aliado para liberar tensión y bienestar, lo que refuerza el aprendizaje).
- Relaciones sociales basadas en empatía, respeto y fraternidad.
El rol de los padres y la casa en este proceso
El colegio y la familia deben trabajar como un solo equipo aunque los padre de familia siempre son los primeros educadores. Algunas prácticas que las madres y padres pueden fortalecer en casa:
- Escuchar sin juzgar y validar emociones.
- Modelar autorregulación emocional en la vida diaria.
- Abrir espacios de conversación sincera: “¿Cómo te sientes hoy?”
- Enseñar técnicas de regulación: respiración, escritura, pausas.
- Celebrar pequeños avances emocionales y no solo resultados académicos.
- Participar en talleres de formación familiar cuando el colegio los ofrezca.
Desarrollo emocional y proyección hacia la vida adulta
Las alumnas que construyen una base emocional sana al crecer están mejor preparadas para enfrentar la universidad, relaciones interpersonales, presión profesional y los cambios de la vida. Sus decisiones nacen de un interior sólido, no de reacciones impulsivas.
Este tipo de capital emocional es también un diferencial en el mundo actual: líderes con inteligencia emocional, capaces de innovar, colaborar y sostener valores en medio del cambio. En Entrevalles, la formación emocional no queda aislada: acompaña el Bachillerato Internacional (IB) con exigencia humana y equilibrio.
Conclusión
El desarrollo emocional es más que una tendencia: es la base para una vida adulta plena, equilibrada y con propósito. En APDE Entrevalles lo aplicamos con programas concretos, acompañamiento cercano, espacios seguros y una visión integral de la persona. Si buscas un colegio que forme no solo mentes, sino corazones, no solo busques resultados: exige crecimiento emocional para tu hija.
Porque cuando una alumna aprende a sentirse, comprenderse y relacionarse bien, se abre camino no solo a triunfos académicos, sino a una vida con sentido y bienestar duradero.


